Reuniones de escalera
El blues de lo que pasa en mi escalera habla de cambiar de compañía de limpieza. Como casi nunca estamos contentos con cómo nos limpian los espacios comunes de los lugares donde vivimos, casi siempre buscamos soluciones que no desesperen nuestros bolsillos. Almax contra la indigestión que provoca la suciedad y bálsamo para curar la higiene desorientada.
Nadie se plantea en mi escalera dejar de ensuciar, ni considerar que el lodo que provoca la rutina diaria es fruto del as en la manga que es la «incompetencia» de las empresas que nos limpian la querencia semanal.
Asisto diariamente a las clases de filosofía que imparte mi amigo El Ciervo en el Pub 28 y hace unos días, en su clase magistral, llegó a la conclusión de que Mr Propper se quedó calvo de tanto limpiar la suciedad ajena.Y como las cuestiones que nos ocupan habitualmente suelen tener un componente altamente económico (véase lo que está sucediendo en nuestra nación de naciones) el problema pasaba porque la empresa limpiara a menor precio y mejor. De ahí surgió el segundo de los axiomas filosóficos de la clase del otro día: ¿Cuánto más barato nos tiene que parecer el servicio de limpieza que gestionas los residuos de los demás, vamos, los nuestros?
La clave es encontrar el precio de la suciedad: en cuanto los economistas se pongan a trabajar en ello las comunidades de vecinos tendrán resuelto el problema.
Yo, para entender lo que pasa fuera de mi pueblo, intento aplicar las teorías de mi escalera. Y la verdad es que casi siempre funciona. El problema de la ley de enseñanza es que cada uno en su casa no se aclara y así es difícil aclararse en la de los demás. Lo mismo pasa con el Estatuto, y con el problema vasco, y con París,...Yo he sido de los que opinan que las grandes ciudades se convierten en pequeñas con el paso del tiempo porque el ser humano, aunque parezca lo contrario, siempre intenta entender lo que pasa en los demás sitios con el acta de la reunión mensual de su escalera en la mano. Mi teoría la valida el éxito de 13 Rue del Percebe, Aquí no hay quien viva,...El otro día falté a la reunión, pero he decidido quemar todas mis enciclopedias y asistir a cada una de las juntas, a ver si consigo entender la quema de coches en París.
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