Sinónimos y antónimos
Me gusta la sinonimia porque abre dos puertas a la imaginación y cierra una a la esperanza. Normalmente entro por la que queda abierta y me siento, con ansiedad, en el recibidor para ver pasar el debe y el haber de la vida.
Me he preguntado millones de veces si fue antes el huevo o la gallina, los culebrones o Hitchcock, Los estatuts o los Carods Roviras. Tan ensimismado me encontraba sentado el otro día frente a la televisión, preguntándome todas estas cosas, cuando volvieron a dirigirse a mi persona los informativos. Los telediarios que me nombraban a la gallina de los huevos de oro me hablaban de Cataluña. Por el contrario los que informaban sobre la gripe aviar se dedicaban a sacar informar de las gallinas sin Visa Gold y sin prisas.
éstas últimas se están acojonando por la inminente llegada de la plaga y han dejado de ser ponedoras para convertirse en caldo de pollo con forma de pastilla (por cierto, ¿las pastillas de caldo de pollo se hacen también con gallinas?...qué machista es el lenguaje. Desde aquí un saludo a la peña Starlux de Quart de les Valls)
A lo que íbamos. Puede que el problema sea mio ya que no entiendo que unos cuantos habitantes del terruño hispánico quieran tener palco VIP en Europa. Siempre he admirado a los catalanes, por muchas cosas, pero mi admiración se está disfrazando de perplejidad: es la consecuencia de unificar los términos nacionalismo e izquierda.
Si hiciera 20 grados bajo cero y nos comiéramos las raíces de las plantas haríamos como los rusos que, como el vodka sale muy caro, destilan un aceite corporal para después de la ducha y se lo beben. El otro día un hombre que salía por la tele en avanzado estado de descomposición era entrevistado sobre el impacto que estaba sufriendo la gripe aviar en sus tierras. Independientemente de que hablara ruso y estuviera borracho perdido logré entenderlo porque le miré a los ojos y no a la boca. El hombre en cuestión no entendía de plagas y decía que bebiéndose el brebaje se le pasaba el problema rápidamente. Muchos de nosotros tampoco entendemos el tema Cataluña-España, pero nos resultan familiares sus objetivos. Mañana me emborracho de champú para niños porque yo, cada día, entiendo menos cosas.
Me he preguntado millones de veces si fue antes el huevo o la gallina, los culebrones o Hitchcock, Los estatuts o los Carods Roviras. Tan ensimismado me encontraba sentado el otro día frente a la televisión, preguntándome todas estas cosas, cuando volvieron a dirigirse a mi persona los informativos. Los telediarios que me nombraban a la gallina de los huevos de oro me hablaban de Cataluña. Por el contrario los que informaban sobre la gripe aviar se dedicaban a sacar informar de las gallinas sin Visa Gold y sin prisas.
éstas últimas se están acojonando por la inminente llegada de la plaga y han dejado de ser ponedoras para convertirse en caldo de pollo con forma de pastilla (por cierto, ¿las pastillas de caldo de pollo se hacen también con gallinas?...qué machista es el lenguaje. Desde aquí un saludo a la peña Starlux de Quart de les Valls)
A lo que íbamos. Puede que el problema sea mio ya que no entiendo que unos cuantos habitantes del terruño hispánico quieran tener palco VIP en Europa. Siempre he admirado a los catalanes, por muchas cosas, pero mi admiración se está disfrazando de perplejidad: es la consecuencia de unificar los términos nacionalismo e izquierda.
Si hiciera 20 grados bajo cero y nos comiéramos las raíces de las plantas haríamos como los rusos que, como el vodka sale muy caro, destilan un aceite corporal para después de la ducha y se lo beben. El otro día un hombre que salía por la tele en avanzado estado de descomposición era entrevistado sobre el impacto que estaba sufriendo la gripe aviar en sus tierras. Independientemente de que hablara ruso y estuviera borracho perdido logré entenderlo porque le miré a los ojos y no a la boca. El hombre en cuestión no entendía de plagas y decía que bebiéndose el brebaje se le pasaba el problema rápidamente. Muchos de nosotros tampoco entendemos el tema Cataluña-España, pero nos resultan familiares sus objetivos. Mañana me emborracho de champú para niños porque yo, cada día, entiendo menos cosas.
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