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divendres, de novembre 17, 2006

17 de noviembre de 2006


Te pienso ¿sabes?

Soy de esos que llevan siempre en el bolso papel y boli, y de los que se paran a fotografiar con palabras los besos que le tira la gente a la vida. De los que reducen y caramelizan el mundo a cuatro frases mal dichas y presuntamente bien escritas (la presunción es el gran avance del siglo XXI) Pero se me pone un nudo en la garganta y se me aprieta en forma de corbata cuando veo la literatura de la calle embadurnando las paredes de las autovías, llorando por entre los cauces de los ríos, cuando leo con asombro, las muestras de cariño por las autopistas. Y me estremezco (no lo puedo evitar) con ciertas frases de novios con acné y agujeros en el bolsillo dedicadas a sus Venus de Milo, a sus Venus Afroditas.
A veces recorremos cientos de kilómetros dentro de los coches y dejamos de entender que estamos pasando por los lugares, al igual que algunas personas pasan por la vida de los que le rodean sin dejarse oler y sin impregnar de sus aromas a los demás. Por eso me fijo en las pintadas de las carreteras, por involucrarme con la literatura de los héroes del asfalto. Pedí opinión a los doctores de la calzada y llegué hasta mi amigo Ramón, el camionero. Me hablaba de una muy especial que vio alguna vez por Castellón, «Beatas sanguinarias al poder». Según parece nadie sabe qué quiere decir pero impacta y tiene un aire de romanticismo evidente. Las que hablan de independentismo son las menos originales y abundantes: todo acaba reduciéndose a mirarse al ombligo para pedir más. La que más me gusta es la que veo todos los días al ir a trabajar,«Viva el Fari», es espeluznante por su tamaño, color y contenido, por su siniestro toque de españolidad.
Es de viaje y escuchando música cuando mejor se saborea la literatura de los puentes. Me da rabia que los cd´s no tengan surcos, porque así no se hieren las canciones, y las canciones (no nos equivoquemos) nacieron para herir, pero sobre todo, para ser heridas. Y mientras sonaba en el coche sin daño alguno un tema de Led Zeppelin, no hace mucho, vi pasar como un rayo ante mí una de esas pinturas rupestres prima hermana de la melancolía, «Te pienso, ¿sabes?» rezaba la pintada sobre un puente de la carretera.Quise analizar sintácticamente el fragmento pero cuanto más me esforzaba en ello menos sentido iba teniendo la pintada. Pronto entendí que el amor no entiende de filologías. Lo que yo interpreté, después de varios minutos, es que la persona que lo escribió nunca se podrá olvidar de la persona a la que se lo escribió. Ya no me quedan más palabras, más hipotenusas en la chistera que sacar, más verdades que repartir entre las personas que me importan: Os pienso, ¿sabéis?

9 comentaris:

Anònim ha dit...

No sé cómo lo haces, pero casi siempre acabas embadurnándome de tristeza. Tal vez es que las reflexiones, esas que se hacen con las tripas, no saben reír. O tal vez sí sepan, pero solo en raras ocasiones encuentran una razón para hacerlo.
Y lo más curioso de todo es que esta clase de tristeza nunca es triste. No duele porque se abriga de dulzura. Se rodea de cariño. Y nos lleva de la mano hasta la barra de algún bar, porque es allí donde sacamos a la luz toda esa sabiduría que ni siquiera sabíamos que poseíamos.
Y una vez allí, cual filósofo en el ágora, disertamos sobre el tema que nos ocupa. Y, como ya hemos entrado en calor, ponemos patas arriba el mundo para volver a ordenarlo de nuevo. Y todo parece tan fácil…
A veces pienso que me iría a vivir a la barra de algún bar. Uno de esos que están medio escondidos en la ciudad, como avergonzándose de existir, y que, en realidad, son los que le ofrecen alguna dignidad al gremio. Y me sentaría allí a escuchar a todos esos marginados de la sociedad que son mirados por encima del hombro del ciudadano medio. Todos esos hijos de la adversidad que buscan las respuestas en el fondo de un vaso de güisqui, y que, en alguna que otra ocasión, parecen encontrarlas solo para volver a perderlas en el siguiente trago.
Posiblemente, en algún momento, todos hubiéramos deseado tener a mano un spray y un puente, aunque no fuese muy alto, para poder dejar en él esa idea o ese sentimiento, que en un momento de lucidez ha impregnado nuestra mente de unos gramos de verdad, para que ningún trago de la vida nos haga olvidarlo. Y tal vez esa sea la razón por la que algunos adornan las autopistas con sus momentáneas verdades, para poder recordarlas siempre.
Yo no consigo encontrar otra manera mejor de hacerlo.

Momo

Anònim ha dit...

Cuando un artículo es imprescindible, queda poco que decir.Se te ve madurando poco a poco,desde la melancolía,(como ya nos avisaste desde el principio). Puesto que el hecho de montar este tinglado,es en definitiva un grito de atención, o de ayuda, o de ego...diré: te leo, te tiendo la mano, me ha encantado. Buenos días.

Orfeo ha dit...

Cuando a uno le tienden la mano y se lo dicen masca la soledad, la desboca y se une a ella para quitarle sentido a su existencia. Gracias, desde el número 7 : pocos portales tienen vecinos tan excelentes

Anònim ha dit...

Te he leído. Me gusta al menos poder comunicarme contigo de vez en cuando. Es la primera vez que escribo un comentario en un blog, así que eres "mi primera vez" a nivel internauta.Hace poco le compré a un negrito el último CD pirateado de Sabina. Me lo estoy incorporando poco a poco, aunque las letras, como siempre, cuesta masticarlas un poco, pero me las acabaré aprendiendo y cantando a voz en grito, como los anteriores. Es cierto lo que decías, que en el último concierto, el flaco se dejó la de "Pájaros de Portugal" en el tintero, una lástima. Pero al menos la disfruto en el coche. Sobre el artículo de noviembre, comparto tu punto de vista sobre las pintadas y nuestro paso por los lugares. Yo creo que todos buscamos permanecer, pasar a la posteridad de algún modo, y dejar nuestra rúbrica en un puente o una fachada es una manera de hacerlo, aunque no muy sofisticada.

Strawberry

Anònim ha dit...

Noche de insomnio.
Me gustan esas noches cuando, después de un largo día cargado de tropiezos y remiendos, me arrastro hacia los límites de mi cansancio tan sólo para aprovechar los últimos minutos de consciencia que me quedan y soñar con que aquella niña de ojos grandes ya creció y ya encontró lo que había perdido nada más venir al mundo.
Yo solía ser, también, de las que llevaban en el bolso papel y boli y de las que gozaba inventando historias de esas que le pasan a cualquiera pero de las que no cualquiera se percata. Y es que crecí en una habitación en penumbras donde sólo había dos opciones, permanecer en ella hasta mimetizarse o soñar con mundos carentes de cotidianidad, inventar palabras difíciles de deletrear y escribir pensamientos imposibles de repetir. Así que me volví loca y aprendí el difícil arte de ser alguien que no sabe quién es porque está dormida. Por eso me gustan las noches de insomnio. Vuelvo a no sé qué hito del camino del que nunca me debí de haber apartado. Y me gusta descubrirte en mis sueños de vigilia y sentir el corazón contento...


Ico

Orfeo ha dit...

te leo y merezco ser trepanado por la guillotina de la vida...si alguien escribió algo (al abrigo de mi triste literatura) que valga tanto la pena como esto,...todo valió mucho la pena (incluso demasiado) UN ABRAZO

Anònim ha dit...

Mientras existan personas capaces de escribir cosas como esa, merecerá le pena tener ojos para leer y sensibilidad para estremecerse.
Me quito el sombrero, Ico, y hago un reverente mutis por el foro, mientras sigue reverberando en mi mente el sonido de tus palabras.

Momo

Anònim ha dit...

A veces son los mensajes sin orden, sin sintaxis, sin decir nada más que lo que dicen (pura sensación, desnudez de coherencia pero no de sentimiento), los que emocionan. Es extraño, pero... es real. Lo real es a veces extraño. Un friki que escribe un mensaje así, "te pienso, sabes?", no será un buen escritor (o sí), pero desde luego es un tipo con un sentimiento que refleja perfectamente en el mensaje. Tengo una curiosa sensación en el pecho. La ha dejado esa pintada. Y no podría describirla, porque aunque sé que escribo bien, no tengo ese corazón en mis escritos. El mío es un poco más mudo.


El artículo, genial.

Anònim ha dit...

A un pintor solo se le conoce viendo sus cuadros. Y solo viendo sus cuadros se le puede conocer.
A un escritor....