Cine, pan y cerveza
Sábado, 12 Marzo 2016
No sabía si tenía ganas de abrazarla por las cafeterías que estaban abiertas o por las que estaban a punto de cerrar. Y por éso reconoció su coche, aparcado en la puerta de su casa.
Y le dio pena haberse impacientado detrás de los ancianos, en las escaleras mecánicas de 'El Corte Inglés'. Había sacado su Máximo Común Divisor, sin decimales, en el pasillo que lindaba con los congelados, a dos 'cuadras' de la verdura y de los productos de limpieza.
Todos los días (todos) él, se convertía en el director de cine de ella, sin día del espectador ni palomitas; y la rodaba, a cámara lenta, por las tiendas del barrio y por las peluquerías. Y se quedaba afuera, mirando por el cristal y leyéndole los labios, imaginando sus gestos, escuchando cómo se mueve su pelo.
Consiguió sus mejores planos en medio de las cafeterías, cuando descargaba las bolsas de la compra y yo le soplaba las manos porque las asas le habían violado los dedos (Por un par de cajas de leche desnatada y una oferta de yogures de 3 por dos: vamos, un 'vals' de yogures)
Por éso y por muchas otras cosas la descorchó, porque venía gente a casa y lo que tienen las noches especiales es que no tiene mucho sentido escuchar reproches sin descorcharse.
Se dieron cuenta de que se enamoraron en filas y asientos impares, mientras se proyectaba, muy heterosexualmente, "Como agua para chocolate"
Y tenía la certeza de pasar la vida entera con ella, igual que se suceden los
rodajes sin 'meritorios de producción'
Había leído tantas anécdotas sobre sus grandes directores y sus paredes a falsa escuadra, y había indagado en tan poco tiempo que muy pronto se dio cuenta de que 'aquello' no se contaba sólo con los dedos.
Nunca después llegaron tantas cosas a la ciudad 'a su nombre', en todos los formatos, en todos los traidores de los economatos, en todas sus formas. Con tanta frecuencia llegaron las cosas a su código postal, que por ahí se decía, en la ciudad, que cualquiera se hubiera sentido vivo porque que se lo había comentado la prensa local y nunca la policía.